REFLEXIÓN DE LA VITA CONSACRATA
La vida consagrada tiene su epicentro en el Divino Maestro,
a través de él se alimenta o se nutre para llevar como antorchas encendidas el
Evangelio como lo hizo el apóstol san Pablo, que nos enseña por medio de una
frase bíblica de Gálatas 2,20 la unidad con Cristo: “Ya no vivo yo, sino es
Cristo quien vive en mi". Es decir que el consagrado tiene el compromiso
de manifestar con sus acciones y en su vida la vivencia que tiene del Maestro,
que hoy en día algunos por los afanes y los avatares que se presentan en la
vida diaria se olvidan de ir al encuentro de Cristo por medio de la oración.
Oración que en muchos casos se convierte en una monotonía, no en un oración que
sale del corazón y de todo nuestro ser. Es por ello que los consagrados están
invitados a no olvidar que esta al servicio de Cristo y que sin él no puede dar
frutos.
Así, pues la vida consagrada tiene un valor fundamental en la medida que la persona
tome conciencia de la tarea y misión a que fue llamado hacer siempre la
voluntad de Dios y a comunicar el Evangelio que lo llevara a la santidad.
Gerzon Fabian Medina Ariza. ssp.
Gerzon Fabian Medina Ariza. ssp.
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