"En realidad, la vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo para su misión, ya que " indica la naturaleza íntima de la vocación cristiana" Juan Pablo II, Vita consecreta.

Vida apostólica femenina

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REGLA SAN BENITO: CAPITULO 21-30

HISTORIA DE LA VIDA MONASTICA

HISTORIA MONÁSTICA II

lunes, 6 de febrero de 2012

REFLEXIÓN DE LA VITA CONSACRATA




La vida consagrada tiene su epicentro en el Divino Maestro, a través de él se alimenta o se nutre para llevar como antorchas encendidas el Evangelio como lo hizo el apóstol san Pablo, que nos enseña por medio de una frase bíblica de Gálatas 2,20 la unidad con Cristo: “Ya no vivo yo, sino es Cristo quien vive en mi". Es decir que el consagrado tiene el compromiso de manifestar con sus acciones y en su vida la vivencia que tiene del Maestro, que hoy en día algunos por los afanes y los avatares que se presentan en la vida diaria se olvidan de ir al encuentro de Cristo por medio de la oración. Oración que en muchos casos se convierte en una monotonía, no en un oración que sale del corazón y de todo nuestro ser. Es por ello que los consagrados están invitados a no olvidar que esta al servicio de Cristo y que sin él no puede dar frutos.
Así, pues la vida consagrada tiene un  valor fundamental en la medida que la persona tome conciencia de la tarea y misión a que fue llamado hacer siempre la voluntad de Dios y a comunicar el Evangelio que lo llevara  a la santidad.




Gerzon Fabian Medina Ariza. ssp.

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